Conociendo a un nuevo Dragón.

Era una preciosa noche la que daba al bosque. No muy fría pero tampoco cálida. Evan se encontraba en un claro del bosque, sentado sobre una roca con los ojos cerrados y las piernas cruzadas.

Pensando en sus cosas y meditando, sintiendo el bosque y todo lo que le rodeaba. Se mostraba impasible y muy concentrado.

Jinthall andaba paseando por el bosque, mirando de reojo a los alrededores suspirando. Se había perdido, pero esto es lo que pasa por viajar sin un mapa, sólo con indicaciones. Siguiendo todo recto entró en un claro y vió frente a él algo que jamás vió. Un elfo, pero eso él no lo sabía dado que nunca los ha visto pero leyó de ellos en los libros de su abuelo. Por acto reflejo metió su mano dentro de su toga tocando la empuñadura de su espada, con el pálpito de que la criatura podría atacar en cualquier momento.

Evan había sentido la presencia del nuevo extraño. Sin moverse del sitio pudo saber por el olor que este despedía y que el aire le llevaba que se trataba de un dragón. Por lo que no vió necesario ponerse nervioso, aunque si notaba sus nervios.

Aun con los ojos cerrados y aparentemente en calma habló. - Tranquilo, no voy a hacerte daño. Mi nombre es Evan Neroaki, y soy el Guardián del Bosque. No puedo herir a los seres que lo habitan o visitan a menos que supongan una amenaza para él. - Abrió los ojos mirandole a los ojos sin miedo y con total seguridad. - ¿Eres una amenaza o un visitante perdido?

Jinthall observó detenídamente al elfo y luego lo miró a los ojos. Bajo la oscuridad que le otorga la capucha a su rostro, unos iris azules como iluminados en las sombras cruzaron mirada con los del Guardián. Sin apartar la mano de la empuñadura este respondió.

Puedes incluirme en los dos términos, aún así eres una extraña criatura.

Me he perdido en este bosque siguiendo las indicaciones de un campesino anciano. Aunque era de esperar, a la mayoría de las personas les gusta causar problemas a los demás. Que extraña diversión teneis los humanos.

Acto seguido, miradas rápidas lanzó a sus alrededores a esperas de cualquier treta problemática que pudiese sacarle el guardián.

Evan sonrió amablemente al visitante. No pretendía ponerle nervioso y más aun cuando estaba en posición de defensa. Aunque le resultaba gracioso pensar que podría ser una amenaza cuando era el Protector del lugar.

- Soy un Elfo del Bosque, no un humano. Y no te preocupes, no busco problemas. Y si los busco es para solucionarlos. Puedes estar tranquilo conmigo. - dijo al hombre.

Evan se mostraba seguro y firme. Su apariencia no daba a entender que fuese una amenaza. Más bien alguien en quien se puede confiar.

Jinthall sorprendido ante la afirmación de que es un elfo. Aflojó léntamente la mano derecha de la empuñadura y la sacó de la toga. Frunciendo lévemente el ceño, dado que no imaginaba tener el placer de encontrarse uno en tierras humanas. Por naturaleza siguió desconfiando de él pero no lo consideró un peligro.

Un elfo... mhh... ciertamente encajas más o menos con la descripción pero tengo una duda. ¿Qué hace uno de los tuyos rondando por estos lares? Pensaba que los elfos estabais en el norte. Si buscais algo interesante, habeis dado con el lugar equivocado. Todo por aquí es curiósamente tranquilo.

Tras decir esto se acerca un poco a él, cual puede ver ahora su rostro. Un rostro que combinado a sus ojos azules y pelo violaceo bajo la capucha, muestran un atractivo místico con aire de misterio.

Evan se abrió de piernas y se bajó de la roca quedando tambien de pies. Se cruzó de brazos mirandole con tranquilidad dispuesto a responderle.

- Mi territorio es el bosque, sea del territorio que sea soy el que se encarga de protegerlo y mantenerlo a salvo. Justo has venido cuando estaba buscaba algo que no debería.. - se calló de pronto.

Evan giró la cabeza mirando entre la oscuridad de los árboles y entrecerró los ojos. Sentía que alguien se acercaba.

- Me temo que tendrás que desenvainar tu espada. Se acercan bandidos. Y no a dar las buenas noches. - informó al dragón mirando a la oscuridad.

Jinthall frunció el ceño molesto por la interrupción de sabandijas. Llevó su mano derecha a la empuñadura y desenfundó su espada, para acto seguido iluminar su mano izquierda en relámpagos cuales chisporroteaban con la furia del trueno. Alzando la mirada veía que los bandidos les habían rodeado tanto en el suelo, como en las ramas de los árboles. Y su mirada con velocidad los divisaba uno a uno.

Son... treinta y siete, veintidos a suelo y quince sobre árboles. ¿Sabes luchar elfo? Su número nos va a dar un poco de festejo.

Tras decir esto sonrió de medio lado y con un ágil movimiento de mano derecha, la espada empezó a rebosar de unos rayos que la rodeaban por completo. Este efecto hace que la espada haga aparte de daño de trueno, entre fácilmente en las armaduras más gruesas.

Evan se dió la vuelta pegando espalda con espalda con el dragón.

- Mi trabajo trata de eso mayormente. - dijo sonriendo para sí con malicia.

Evan alzó ambas manos al cielo y estas comenzaron a brillar en un tono esmeralda intenso. De pronto las ramas de las copas de los árboles comenzaron a moverse como si fueran brazos. Apresando rápidamente a los bandidos que se escondían y sujetaban en ellos.

Apresados por la fuerza de la naturaleza estos fueron alzados en el aire por las propias ramas, quedando atrapados en el aire y levemente asfixiados por ellas.

Jinthall viendo esto, fijó su atención a los que iban a pié. Antes del contacto cuerpo a cuerpo, lanza descargas potentes con la mano izquierda a unos cuantos dejándoles en el suelo, incoscientes por la potencia moderada de la descarga. Los números se reducían y antes entrar en combate físico informó del número a el elfo.

Son ocho a pié y siete en los árboles. Aquí vienen, demuéstrame de que madera estás hecho. Guardián
Al entrar en combate con el primero de a pié, le hace un feroz corte diagonal desde el hombro izquierdo hasta el comienzo de la pierna derecha. Acto seguido con la mano izquierda rebosante de rayos, le metió un basto puñetazo noqueándolo contra el suelo.

Evan bajó las manos y con ello los bandidos apresados por las ramas cayeron al suelo inconscientes para la falta de aire del que respirar. Las ramas los habían ahogado por completo.

Con rapidez se precipitó corriendo contra uno de ellos, teniendo a otro detras siguiendole. Dió un fuerte salto y con la gracia y agilidad de un felino paso por encima de su cabeza con las piernas abiertas, casi asemejandose a un salto artístico de baile. Durante el salto se agarró a la cabeza del bandido que tenía delante y la empujó detrás de sí.

Cayó limpiamente al suelo escuchando dos cuerpos caer tras de sí. Se habían golpeado la cabeza con tal fuerza que quedaron nockeados.

Jinthall sin quedarse atrás, se lanzó a por sus siete restantes. Posa su mano izquierda con el puño cerrado haciendo un orificio en sus labios y sopla fuerte, con ello convoca un viento huracanado que tumba a cinco de ellos.

Tras ello arremetió contra los dos en pié, golpeando con el puño izquierdo a uno en el vientre. La magnitud del golpe con la fuerza del rayo lo hace caer al suelo incosciente y al segundo, le da un corte horizontal en el vientre bloqueando a su enemigo por el dolor de los relámpagos. Acto seguido lo tumba dándole con la empuñadura del mango en la frente.

A uno de los cinco que se levanta lo agarra del brazo derecho, y con su pierna derecha le da una patada en la mejilla izquierda para acto seguido revertir el golpe y darle con el talón en la derecha. Empotrando su cara al suelo, cayendo K.O.

Los otros cuatro del suelo magullados por el impacto de la magia de viento, antes de que se levantasen, los descarga un relámpago cada uno a la cabeza. Con ello causa daño neuronal y se quedan incoscientes por un periodo de dos días.

Evan divisó los que le rodean a él. Se trataba de 7, asustados por los poderes y habilidades de sus dos fuertes enemigos se lanzaron contra Evan con las espadas en la mano.

Evan se agazapó cual felino y extendió las manos hacia ellos. De sus manos surgieron dos chispas de luz esmeralda que crecieron convirtiendose en energía pura. Lanzó estas esferas de energía del bosque contra los bandidos. Estos las recibieron en el pecho cayendo al suelo quemados por ellas.

Otros tres se le lanzaron a la vez Evan volvió a alzar las manos, solo que esta vez el aire se comenzó a mover algo más agitado de lo normal. Un pequeño torbellino rodeo a los tres y en cuestión de segundos salieron volando por el aire hacia arriba. Al caer al suelo quedaron estampados cual sello, inertes por el golpe.

Los dos que quedaban restantes miraron a Evan, el cual mantenía su postura firme de combate. Le sonrió con malicia y divertido. Estos asustados se dieron media vuelta para salir corriendo. Pero se pararon el seco al notar que unas raices del suelo les apresaban e impedian el movimiento.

Evan se acerco a ellos lentamente sonriendo. Les agarró de las cabezas por el pelo y se las chocó con brusquedad. Al menos quedaron inconscientes tirados en el suelo.

Se dió media vuelta en dirección a su compañero de lucha.

- No está mal. ¿Cual es tu nombre? - preguntó Evan sonriendole agradecido.

Jinthall apaga los rebosantes relámpagos de su espada y su mano izquierda, envaina su espada en la vaina dentro de la toga. Y se sacude las manos dándose la vuelta y acercándose al elfo. La intensidad del combate hizo que la capucha bajase y mostrase al viento su melena violacea y su rostro.

Me llamo Jinthall, y como habrás comprobado, soy un dragón que utiliza la magia de los vientos y los truenos. Un exiliado de mis tierras por... asuntos personales, no soy bien visto entre los míos.

Luchas bien elfo, diría que hasta podrías ser un alto rango de los tuyos. Algo tan escurridizo cuesta de aplacar. Me gusta.

Acto seguido, extiende la mano derecha hacia el elfo para un honorable apretón de manos. Sus ojos brillantes parece que iluminen en la oscuridad de la noche.

Evan extendió la mano derecha estrechando la suya con firmeza. Le otorgó una amable sonrisa de agradecimiento.

- Encantado Jinthall. Eres muy amable, aunque prefiero trabajar en solitario no suelo juntarme mucho con el resto de los de mi raza. Vivo solo. Me gusta tu tecnica de combate.. Y tienes unos poderosos dones en tí. Me alegra saber que saber usarlos con cautela. - explicó tranquilamente.

- Aunque mis poderes los suelo usar para sanar y ayudar a quien lo necesita a veces no me queda más remedio que usarlos de forma violenta como en la situación que acabamos de sufrir. -

Evan se cruzó de brazos sonriendo para sí divertido al verse rodeado de tanto cuerpo dormido y magullado.

Solitario, te comprendo pues en ese aspecto. Así pues, eres en realidad un sanador, quien lo diría... Respecto a lo de antes, estabas buscando algo que no debería... Y te cortastes. ¿Qué pasa por aquí? Quizás estos bosques si son más entretenidos de lo que esperaba. ¿No crees?

Dice Jinthall esbozando una sonrisa junto a un "hum", en sí no es que haya ayudado a nadie más que a su hermana y esta vez a Evan. Pero le agrada de alguna manera solucionar problemas dando de palos a la gente molesta y con malas intenciones. Una satisfacción doble, no darán más problemas y les das algunas tortas a quien se lo merece. Todo ventajas.

Evan miró a los lados, observando su bosque.

- La verdad es que estos bosques suelen estar tranquilos. Pero siempre hay gente como esta, o ciertas personas con ganas de buscar camorra. Es el pan de cada día, normalmente suele ser todo bastante tranquilo. - le explicó levemente. - Digamos que el Bosque está unido a mí, y cuando entra o sucede algo que es anormal el viento o las ramas son mi portavoz. Por eso super que estos bandidos se acercaban. - concluyó.

Le gustaba tener alguien así cerca, le hacía sentirse más seguro ya que a veces la compañia de alguien que sabe luchar siempre es grata.

Asentía mientras oía al elfo y pensó para sí que de algún modo, el elfo con ese don poseía una fuente de sabiduría. Y Jinthall 'en busca de su horizonte' busca impregnarse de sabiduría mientras aumenta sus facultades físicas tanto mágicas. Así que le pareció una buena idea preguntar y probar suerte, a lo mejor hasta consigue avances.

Evan. ¿Verdad? He de pedirte algo, aunque sé que no estoy en condiciones de ello. Yo viajo a través del mundo, buscando la sabiduría y la fuerza. Pero lo único que sé es de los humanos y pensaba, si podrías mostrarme algo de territorios elfos o cultura. Sé que meter un extraño podría provocar problemas, pero no busco conflictos a no ser de que vayan a mala manera. Como por ejemplo el que vayan a agredirme, respondería. Así pues. ¿Qué me dices?

Termina de hablar Jinthall, mirando al elfo, se nota que lo que le ha dicho es sincero. Y que no tiene intenciones de buscar problemas a no ser de que estos vengan a él. Con total serenidad, espera su respuesta.

Evan alzó una ceja sorprendido por la proposición. Sonríe amablemente.

- Claro, será un placer. Tu corazón no busca el mal, lo veo en tus ojos. - le dijo claramente sin desviar la mirada de sus ojos azulados.

Puede que fuese arriesgado hacer algo así pero había luchado junto a él y no le parecía que fuese con malas intenciones. Además le despertó cierto interes el echo de que se haya interesado por la cultura de su raza.

Jinthall asintió, pues era un alivio para él no tener que buscar más elfos por estos lares. Este en cierto modo, le cayó bien dentro de lo que se le puede caer bien al dragón. Lo que le iba a resultar tedioso, sería el pasar por tierras vampirescas 'en busca de su horizonte'. Demomento se conformaba con este pequeño paso.

Te lo agradezco, eres mi única vía de escape de este bosque. Y eras mi última esperanza para visitar tierras elfas. ¿Qué recompensa buscas? Mi mente no estará en tranquilidad con una deuda de tal magnitud. Pide.

Terminó de añadir, decidido a recompensar al elfo con lo que tubiese en mano. Por la cara que pone, se vé que va a insistirle y que no se va a quedar a gusto hasta devolver el favor. El orgullo de Jinthal, hasta límites insospechados.

A Evan le resultó extraña aquella peitición. Él realmente no necesitaba nada pues ya tenia lo que deseaba. Sin embargo sabía que no se quedaría tranquilo hasta que le devolviese el favor.

- Nada salvo.. Tu amistad. - le dijo simplemente, sonriendo.

Jinthall se queda en silencio cinco segundos, para luego fruncir el ceño con curiosidad, finalizando con un ladeo de cabeza. Devuelve la mirada al elfo algo confuso, le parecía extraño que sólo le pidiese eso. Y asiente.

Nunca he tenido amigos, lo que me pides es muy extraño pero si es eso lo que quieres. Sea.

Fué la mejor respuesta que el dragón pudo darle, dado que había ganado un pequeño voto de confianza del elfo. En realidad se esperaba algo material o de propio provecho.

Evan volvió a sonreir divertido por la actitud del dragón.

- Nunca es tarde para tenerlos. Además, siempre es provechoso tener algun que otro aliado. - le dijó riendose bajito.

Pensó que quizás así se sentiría más agusto, a fin de cuentas habían luchado juntos y había resultado ser una batalla más que victoriosa.

Asintiendo, Jinthall vé que tiene razón en sus palabras. Así que le da una palmada al hombro derecho del elfo

Bien... entonces... ¿Por donde tenemos que ir? Como ya dije antes, estoy perdido y no se la exacta hubicación de tus tierras. Menos sin un mapa, tendrás que guiarme. ¿Lo ves bien?

Añadió reconociendo su ignorancia en ese campo.

Evan se sintió agradecido por la compañía de su nueva amistad.

- Claro, pero tendrás que decirme a donde te diriges. - le pidió.

» VENID TODOS TENEMOS UN HUEVO DE DRAGÓN