Se dice que, a semejanza de lo ocurrido en tantos otros mundos, que los elfos no son originarios de
Oniria. Llegaron a estas costas en enormes barcos de esbelta línea y blancas velas, al comienzo del Sueño de la Diosa. Debe de haber algo de verdad en ello, porque miran el mar con añoranza, y sienten profunda nostalgia de unos bosques que, la mayoría de ellos, nunca han conocido. Sobre qué motivo pudieron tener, para venir hasta aqui, no sabemos nada.
No tenemos tampoco certeza alguna de si a su llegada, los elfos encontraron un mundo vacío, o si estaban ya los
Eyreann, ese pueblo humano situado entre la Historia y la Leyenda. Es verdad que algunas retazos de tradiciones élficas inconexas que nos han llegado hablan de "
La Noche del Cielo Rojo" como la primera vez que aparecen los humanos en su horizonte, pero esto puede deberse, sencillamente, a un primer contacto entre ambas razas.
Los
Eyreann los llamaron, en su bellísima lengua,
Daoine Maithe,
La Gente Hermosa,
Daoine Sidhe,
El Pueblo del Más Allá (hay quien afirma, en base a esto, que los
Eyreann ya estaban en
Oniria a la llegada de los elfos, y supieron de su origen lejano, pero, al igual que con las tradiciones élficas mencionadas, la aplicación de este término puede tener una explicación muy distinta, y deberse sencillamente a la larga distancia que había entre los territorios de ambos pueblos), y también
Daoine Sysh’Nawiee,
El Pueblo de los Hijos del Mundo de Plata, de donde derivó el
Darindoree, utilizado actualmente por prácticamente todos los pueblos, a excepción de los propios elfos.
Los elfos se establecieron en el norte, poblando el denso bosque de
Darindoree, pero, en los albores de los tiempos, llegaron a ocupar casi todo el centro de
Oniria. Ellos fundaron el enclave de
Tirnmaesshë, posteriormente conquistada por los humanos y convertida en la capital del más grande de sus imperios, variando el nombre a
Tournemassy.