Un viaje largo

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La chica se queda pensando un momento... se cruza de brazos y despues mira a su alrededor, de repente se le ilumina una sonrisa en la cara y dice - podriais ayudar a mi madre a traer agua del pozo, esta muy mayor y los cubos pesan mucho. No esta muy lejos el pozo de aqui - se agacha y se alza con dos cubos- ten, con estos dos sera suficiente, los iba a llenar yo cuando regresara a casa. Unos metros hacia la derecha esta el pozo y mi casa se encuentra volviendo por aqui y hacia la izquierda, la casa tiene jardineras por fuera, la reconoceras en seguida- se sacude las manos y le da una manzana - la otra la tendras cuando hagas el recado, y no intentes engañarme, sabre si lo has hecho o no- dice en un tono entre avdertencia y broma señalandole con el dedo.

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A la vuelta encontre un grupo de gatos callejeros que hurgaban en lo que parecian restos de comida. Mas comida,... que hambre. No podia parar de pensar en eso... oia el jolgorio de la gente de arriba abajo entre la feria y los preparativos de la comida local.
Cuando llegue a la feria vi varios puestos de comida, frutas, flores y uno que me llamo la atencion que se trataba de libros. El hombre que se encontraba en ese puesto era delgado, algo moreno, nariz aguleña, traje de cuero y piel de borrego, bien abrigado. Moreno y no muy mayor. Me acerque al puesto - usted no es de por aqui, ¿verdad?- pregunte. El hombre se dio la vuelta sobresaltado y sonrio - no, ¿que puedo ofreceros?

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Me guardé la manzana en el bolsillo del pantalón y cogí los dos cubos.
-No osaría engañaros. dije sonriendo de broma.
Fui hacia el pozo. Cuando llegué puse un cubo en el borde y el otro lo até a la cuerda. Lo bajé y cuando sonó lo subí, rebosante. Repetí el mismo proceso con el otro y los cogí, con cuidado de no derramar nada. Seguí las indicaciones de la chica, entonces vi las jardineras. Pasé al jardín, posé los cubos sobre el suelo y llamé a la puerta. Entonces los cogí de nuevo, esperando a que abriesen...

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Una viejecita de aspecto algo adorable con el pelo gris atado en una trenza y de facciones muy envejecidas abrio la puerta poco a poco y los goznes emitieron un pequeño quejido, estaban algo oxidados, pero al menos esa casa tenia una puerta aun fuerte. La casa, aunque daba la sensacion de ser oscura vista desde fuera, al abrir la puerta dejo ver un haz de luz que venia de la calle, seguramente porque tendria varias ventanas, y del interior escapo aire caliente y un agradable olor a guiso de carne.
La mirada de la anciana por una rendija era desconfiada y su voz, a pesar de su aspecto era bastante constante y sonaba mas joven - ¿quien sois y que haceis aqui?- pregunto con la misma desconfianza que denotaba su mirada sin dejar de mirar al extraño visitante de la entrada.

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El hombre del puestecillo era digno de un estudio, jovial y seguro que estaba algo fascinado en el tema de los libros. Tras una mirada de perplejidad dado el entusiasmo de ese hombrecillo coneste- mmm me interesan los libros de historia... pero creo que prefiero algunos sobre herbología y alquimia- me decante, historia sabia mucha y tenia demasiados libros en mi hogar. Sin embargo saber hacer un remedio o antidoto, asi como potentes venenos era algo muchos mas util teniendo en cuenta que hasta hace menos de una semana fui intoxicada. Al oir mi peticion, comenzó a abrir baules y ha preguntarse "¿donde los meti?" y tras un rato de oir abrir y cerrar de candados escuche -ah! aqui estais!- refiriendose a los libros, como si estos se hubieran escondido. Saco una buena coleccion de tomos unos mas nuevos, otros mas ajados, unos mas delgados y otros bastante gordos. Luego me explico - como ves, los mas viejos son algo mas gordos, pero tambien hay que tener en cuenta que puede que hayan perdido alguna pagina, son mas bien para personas que buscan coleccionar objetos antiguos... - descarto los libros, y la verdad, es que era bastante peligroso que por culpa de una pagina confundieras las propiedades de una planta o una pocion- estos mas finos, son para principiantes- y me miro fijamente, a esa mirada respondi con sorpresa y algo de indignacion pero claro, mi apariencia dejaba poco a la experiencia - creo que estoy algo avanzada en estos temas, podre manejarme con un manual mejor.- el hombre se encogió de hombros y los puso a un lado -entonces tienes estos "Flora de las regiones de Camelot", varios separados por regiones y de alquimia "1000 Pociones y elixires", "Como curar y envenenar", "la Alquimia es tu cocina" y "Manual: Alquimia primordial".- ojeaba los libros con cuidado, de herbologia tenia claro que queria el de todas las regiones, pero los de alquimia era un tanto confusos con esos nombres...¿quien los escribia?¿seria de fiar?

-Me llamo Canset y vengo de parte de su hija, me ha pedido que llene estos cubos en el pozo y os lo traiga, y aquí estoy. ¿Dónde deseáis que los deje? dije con una sonrisa.

La mujer sonrio mas relajada y aparto esa mirada de desconfianza. Abrio mas la puerta y le indico con el dedo a Canset que pasara al final de la sala donde podia encontrar una entrada tapada con una tela gruesa, a lo que parecia una cocina de leña muy pequeña. En la cocina, si no fuera por el fuego, haria frio, ya que daba a la calle y entraba algo de corriente. La viejecita iba por detras de Canset y le iba inspeccionando -¿extranjero verdad?

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Finalmente compre "Manual: Alquimia primordial" por lo que pude leer en los demas tomos, parecian escritos por alquimistas locos- son cuatro monedas de oro- al oirlo pense "qué robo!". Con un gesto de fastidio meti la mano en mi bosillo y saque un saquito de cuero donde metia mi dinero "genial, no tengo dinero humano" dije mirando el interior del saquito y despues al hombre -¿acepta monedas de otros lugares?- el hombre me miro con gesto curioso -¿de que lugares estamos hablando?-yo respondi en voz baja, como si se tratara de un secreto- tengo un doblon de oro de tierra de los dragones- Al oir mi respuesta al hombrecillo se le iluminaron los ojos, habia tocado su vena de coeccionista, y ademas, sabia que el doblon de oro de un dragon era mucho mas valioso que cuatro monedas de oro humano, ya fuera por tamaño y manufactura- ¿pero cómo?¿donde lo has conseguido?- continuando con mi gesto misterioso le conteste -ya os dije, que soy un usuario mas avanzado- el hombre empezo a negociar una oferta para que le diera el doblon y empezo a buscar libros de gran valor. Yo le indique que me interesaban los de magia.

((no esperes muchos libros buenos de magia en un lugar humano marginado al sur del todo de la isla tras las cordilleras donde el comercio es imposible y la marginación a otras razas son considerables xD))
Dejé el cubo donde me indicó.
-Exacto, soy de una isla muy muy lejana, llamada Magtio. Parece ser que os conoceis todos aquí, ¿cierto?

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La anciana asintio levemente con la cabeza luego dijo - espera aqui un momento- salio al patio de la casa y regreso - aqui tienes, son moras. No es mucho, pero estan muy buenas y tu estas muy delgado, ¿comes bien?- dijo extendiendole un saquito de moras y alzandose un poco e inspeccionandole de arriba abajo. Luego volvio a la posicion inicial, es decir, sin estar de puntillas y le dijo- le dire a mi hija que me habeis ayudado, gracias

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Finalmente, me mostro un libro de leyendas de Camelot que me parecio bastante interesante y ademas uno de dragones con ilustraciones, conocia de sobra las razas y comportamientos, pero me llamaba la atencion la vision que los humanos tenian de nosotros.
Sin darme cuenta la gente empezo a encaminarse a la sala de comidas.

-Vaya, muchas gracias, me encantan. dije guardandomelas en un saquito que se supone que tendría para el dinero. En efecto, todo este tiempo estuve sin dinero.
(¿Por qué confunde forma física con delgadez?)
Salí de la casa y vi que algunos estaban yendo hacia el banquete.
(Mejor voy ya hacia el banquete) pensé, y me encaminé hacia él.
Una vez llegué esperé en la puerta a Alywe, por si querían hablarnos a los dos.

Dada la hora de la comida, muchos de los puestos estaban cerrandose y otros ya estaban completamente cerrados, algunos de los puestos de personas que venian de fuera, eran carabanas que servian tambien de tiendas.
Ya distinguia la casona donde se iba a celebrar el banquete, mi estomago gruño al percibir mi olfato que la comida estaba lista. En la entrada encontre a Canset -ya estoy, entremos antes de que me desmaye del hambre- le dije cogiendolo del brazo y entrando - tienes mala cara...imagino que sera por el hambre- luego le pregunte- ¿cómo has invertido el tiempo?- y yo le enseñe los libros que llevaba con una sonrisa, luego tendria que volver a la caseta y coger la mochila para guardarlos.

-Bueeno bueeeno entremos.
-¿Mala cara? Pues no sé... yo me noto perfectamente. En cuanto a lo del tiempo, he conseguido una manzana y un racimo de moras para el viaje de vuelta. Y cuando todo esto acabe recibiré otra. Todo esto por ayudar a la encargada de una frutería.
Entonces Alywe, ''Dunire'' para los presentes, me enseñó los libros.
Con cara sorprendida comenté:
-¿Libros de alquimia y leyendas? Wow, debiste hacer un buen negocio. Y mira que es extraño que haya de estas cosas en un lugar tan remoto... Bueno, sentemonos donde nos indicaron.
Fui hacia mi asiento y esperé a los anfitriones antes de empezar a comer, como todos.

Mientras me sentaba le explique que ese hombre era un vendedor itinerante, quee parecia un hombre de mundo, que conseguia las mercancias de aqui y alla de una forma mas humilde o no, pero tampoco quise entrar en detalles.
- ¿Asi que aun tienes que ir a por otra manzana? Tendras que ir a su casa, por la tarde no abren el mercado, ya lo estaban cerrando- le dije a titulo informativo- puedes ir despues de tu encuentro con...- vi que ya llegaban el resto de la comitiva y fueron tomando asiento. El ultimo en aparecer fue el lider, que dedico un pequeño discurso.

- Nos hemos reunido aqui para conmemorar la caza del dragon, que aunque no pudieron vencerlo, nuestros guerreros y ciudadanos, lo enfrentaron con valor, con la ayuda de dos forasteros- hizo una pausa y nos miro- Sin embargo, esta reunion servira como despedida de nuestros invitados, despues del duelo entre Maese Canset y nuestro oficial de mayor rango y confianza, Gurson. Sera un duelo amistoso despues de la comida. Ellos partiran despues para atender sus asuntos en lejanas tierras. Sin mas dilacion, comencemos a comer, ¡antes de que se enfrie!

Tras esto, comenzamos a comer. Muchos platos de todo tipo y sabores circulaban por las mesas. A veces parecia que iba a sobrar, pero habia demasiado hambre, y no solo por las horas que eran. Yo deguste algunas verduras, pero sobre todo carnes, estaba realmente hambrienta y en mi organismo faltaban proteinas carnicas. En mi mente le transmiti un mensaje a Canset "he notado la presencia de muchos soldados y hombres de armas que no estaban cuando llegamos, el herrero tenia trabajo, ademas de los vendedores itinerantes, creo que con o sin dragon, iba a haber guerra. Salgamos de estas tierras cuanto antes"

Degusté platos de todo tipo. Odio las verduras, sin embargo comi frutas. Aunque comí mas bien poco, como siempre, y más teninedo un duelo con Gurson.
Observé a Gurson y él parecía no comer demasiado tampoco. De vez en cuando me miraba, como deseoso del duelo, y en una de ellas le respondí con una sonrisa de impaciencia, ya que yo también deseaba el duelo.
(¿Una guerra? Interesante. Amo la guerra, sin embargo, ya tengo bastante con la mia)
Al fin terminamos de comer...

Cuando acabe, me toque la tripa, estaba muy hinchada, pero satisfecha, que es lo que me habia propuesto. Me sentia nueva, lo malo es que me estaba entrando algo de sueño. El lider se levanto y pronuncio unas palabras - en veinte minutos se dara el duelo, en las afueras del pueblo- se suponia que en veinte minutos iban a montar un semicirculo vallado de madera, tampoco muy elaborado y alli tendria lugar el encuentro. Mientras, ya empezaban a recogerse las fuentes y los platos, para dejar recogido el lugar, las sobras irian a parar a los aldeanos, que se acumulaban a la salida para recoger su parte, eso me dio algo de lastima. Cogi unos mendrugos de pan y algo de lacon y se lo lleve en bocatas a unos niños que estaban esperando con sus madres.
Luego me gire a Canset - voy a la cabaña a por mi mochila y a guardar los libros, ¿vienes o te quedas por aqui hasta el encuentro?- le pregunte

Me fijé en el bonito detalle de Alywe hacia los niños.
(No he visto más mundo que Magtio y un cuarto de la isla humana de camelot, siendo ese cuarto todo bosques y muy pocas agrupaciones humanas,pero he visto muy poca gente como ella)
-Te acompaño. En esta situación no cogeré la armadura, supongo que nos darán el equipo necesario en la zona. Si no, pues ya me las arreglaré.
Dicho esto comenzamos a ir a la cabaña...

Sonrei y le dije -no se te olvide ir a por tu manzana, aunque el pueblo estara en ese cerco viendo el duelo, puede que te la lleven- luego, despues de oir lo de la armadura le dije- sí, entiendo que estes muy comodo sin tanto peso por la coraza que te acorte el movimiento... pero piensa que por si acaso, deberias llevarla, a saber que clase de armadura te dan...-fui bajando el tono al ver pasar unos soldados de una cuadrilla donde sus armaduras, parecian de hacia medio siglo tanto en aspecto como en cuidados que habian recibido.
Atravesamos varias casas y llegamos a la cabaña, inspeccione el aire y note algo raro, mire a Canset y cambie a mis ojos de reptil, me puse la mano sobre ellos como si algo se me hubiera metido en el ojo y busque la fuente del olor. Cuando lo lozaclice, fingi que ya me habia quitado eso del ojo y le hice una señal a Canset con disimulo para que sacara al que habia escondido mientras yo miraba que no me faltara nada en las bolsas.

Me extrañó que Alywe sonriera, entonces recordé que podía leerme la mente.
-En los duelos suelen dar equipos necesarios para ello, armadura donde golpear y espadas sin filo, por ejemplo.
Cuando llegamos a la cabaña Alywe cambió sus ojos a ojos de reptil y me hizo una señal. Al parecer habia alguen escondido en unos matorrales que estaban justo al lado. Entonces me dirigí a estos de dos pasos rapidos y metí la mano en forma de puñetazo, mas o menos por donde podría estar la cara del tipo. Acerté a alguien en la cabeza. Entonces cogí a ese alguien del cuello de la camiseta y, ayudandome con la otra mano agarrando la espalda de la camiseta, lancé a esa persona fuera de los matorrales...

Con los ojos una vez normales y como platos vi que se trataba del comerciante que me habia vendido los libros. Lo agarre en cuanto tuve ocasion, entre balbuceos entendi que solo queria saber de donde habia sacado esas monedas y obviamente queria robarme, aunque no lo dijo de una forma tan clara. Lo hice pasar a la tienda y cogido por el cuello lo golpee contra la pared de madera, a los dragones no nos gusta que metan la mano a nuestras cosas, y era de las pocas cosas que me conseguian sacar de quicio, mi mochila era mi territorio, y eso no se tocaba. Le clave la mirada el hombre suplicaba, entendia que algo no iba bien, por su insolencia, le borre la memoria que tenia y llame a la guardia para que se llevaran al ladron, les comente que era el dueño del puesto de los libros.
- Ellos se encargaran de él - dije mientras me cruzaba de brazos e inspeccionaba que no faltara nada, por suerte, me lleve aquello de mas valor conmigo, aquellas cosas que pudieran delatar mi raza; luego me sente sobre una silla maltrecha que habia por alli y apoye mi cabeza sobre las manos- me habia parecido majo... no parecia un mal hombre... - hice un gesto de fastidio a la vez que resoplaba, otra vez mi ingenuidad con los humanos. ¿Cuantas veces tendria que equivocarme? Asi jamas me perdonarian en el consejo la afrenta a mi familia. Algo desanimada, pero intentando hacer un esfuerzo, recogi todo, una vez los libros en mi mochila, llegaron dos mujeres que llamaron a la puerta. Nos traian nuestras ropas limpias.

-Y es extraño que un comerciante como él tuviese tanto interés en robarte... sin embargo, hay gente para todo, aquí y en todos lados..
Alywe comenzó a recoger sus cosas, y yo lo que hice fue sentarme en una silla a esperar.
Entonces me fijé que la cara le había cambiado un poco, se le notaba un poco decaída.
-¿Te ocurre algo? dije con mirada de curiosidad.
Justo entonces entraron dos mujeres con las ropas limpias.
Cogí las mías.
-Cuando me las ponga os devolveré las limpias en la zona de los baños. Gracias.

Me acerqué a por mis ropas que tenian un ligero olor a frescor, debia ser por el jabon que utilizaban. Les di las gracias y les dije que devolveria las anteriores cuando me hubiera cambiado.
Luego las deposite sobre una mesa y me sente en una silla, a la pregunta de Canset solo pude decir - hasta ahora eres el unico humano que no me ha decepcionado- no quise añadir mas, ya me resultaba duro volver a tener que admitir que era una ingenua, y eso me ponia de muy mal caracter, estaba preocupada por la prueba ante el consejo de los dragones, era una prueba muy dura, y a cada paso que daba hacia delante era como si retrocediera dos, jamas estaria lo suficientemente preparada para que el clan me volviera a aceptar.

Volvi a coger las ropas de encima de la mesa y mire en derredor, descubri una parte de la casa que parecia que llevaba a otra habitacion, solo que no tenia puerta, solo los muros donde parecia que antes pudo haberla, asi que avise - estare ahi destras de ese muro que hay cambiandome- me meti y vi que ademas no tenia ventanas no huecos, entonces comence a pornerme de nuevos mis ropas.

Sinceramente, tengo cada día más curiosidad respecto a tu historia. Pero si algo he aprendido es que una puerta de la que no tienes la llave solo se abre si el que está al otro lado con la llave te abre, así que no ahondaré en el tema, si no quieres que lo haga, claro. dije mientras me sentaba en la silla de antes.
(Supongo que la libre hipocresía es una de las grandes verdades de mi raza. Aunque, quién sabe que si de toda la existencia)
Crucé mis dedos apoyando mis brazos en mis rodillas y tapandome la boca con los laterales de las manos.

Termine de vestirme y sali de nuevo, con mi tipico atavío y las otras ropas en la mano, me coloque el pelo detras de la oreja y doble la ropa en la mesa en la que antes habia depositado las que llevaba ahora encima.
- No creo que quede mucho para el torneo, ponte tu ropa para no manchar la que te han dejado- dije a modo de broma, como si Gurson pudiera darle una paliza- y en cuanto a mi historia... te la contare otro dia, ahora no me apetece hablar de ellos mucho la verdad.- Me colgue al hombro mi mochila y espere apoyada en la mesa con los brazos cruzados y mirando el suelo y mis pies

-Comprendo dije asintiendo.
Me metí en el muro y me vestí en un pis pas.
Salí con la ropa doblada. En un momento me equipé mi armadura y puse mis armas en sus respectivos sitios.
Me puse el yelmo encadenado y cogí la ropa doblada.
-Vamos, no quiero llegar tarde dije con una sonrisa oculta bajo las rejillas-cadena

Abri la puerta y salí por ella tomando rumbo hacia las afueras donde estaría la arena para el combate. La gente tambien estaba yendo para alla, por lo que no hacia falta pedir ningun tipo de indicaciones. Empece a pensar si no seria mejor dejar las ropas primero en los baños, o no... Al final me decidi por dejarlos en la cabaña donde nos habian instalado, alli estarian a salvo de cualquier mancha o cosa que pudiera pasarles, me apetecia tener las manos libres.

Ante mi resurgida desconfianza, coloque mi mochila por delante. Ya llegando, me fije en que habia una chica bastante joven esperando cerca del gentio pero mirando hacia nuestra direccion, pelirroja y algo pecosa, y sujetaba una manzana.

Me quité el yelmo y lo sujeté con el brazo derecho, con una sonrisa divertida.
-Te dije que lo haría. dije, acabandome de acercar a la joven.
-Sin embargo sujetadmela un momento, no puedo batallar con una manzana en la mano..
Entonces me coloqué el yelmo de nuevo y me acerqué a la zona de combate, esperando indicaciones.